sábado, 9 de mayo de 2020

Sábado, 9 de mayo de 2020

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros, que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día, grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
Cuando miro al fondo de tus ojos claros
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es mi mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Gracias a la vida que me ha dado tanto

'Gracias a la vida', de la compositora chilena Violeta Parra. Del álbum Las Últimas Composiciones (1966)





viernes, 8 de mayo de 2020

Viernes, 8 de mayo de 2020.

Ayer por la tarde recibí buenas noticias de una persona muy muy cercana a mí. Las pequeñas o grandes victorias del día a día se viven como propias.

Últimamente me viene a la mente la serie MacGyver, pues recuerdo aunque vagamente un capítulo en el que empieza con su inolvidable voz en off, diciendo algo que suele suceder en vísperas de su cumpleaños. No recuerdo exactamente el qué, ni por qué. Conexiones extrañas de mi cabeza.


Fuente: Twitter

P.D.:Hoy nos vamos a marcar la mejor tarta de galletas y chocolate de la Historia de la Caloría.

Jueves, 7 de mayo de 2020

Hoy los he echado más de menos que nunca. Mayo es sol, calor, familia, espetos, los primeros gazpachos, Días de la Madre, aniversarios, cumpleaños. Ahora todo eso pierde un poquito de barniz sin poder darles un abrazo sentio', apretao'.

Hoy he parado a coger impulso. La carrera está siendo de fondo y requiere de mucha resistencia y resiliencia. Ni idea de si todo lo anterior lo venden en packs indivibles, todo es nuevo, casi como un experimento sociológico, sólo que esto no tiene gracia. No tiene ninguna.

Ni sentirse mal por un momento y lamerse la pata calma el corazón, cuando los muertos claman silenciosos desde todas partes, sobre todo en sitios como Perú donde son amontonados en las puertas de los hospitales, porque no hay sitio para ellos ni en las morgues.

Si alguna vez dije que el "bicho" era democrático, erraba de cabo a rabo, metí la pata hasta el fondo. No diferencia, pero tampoco afecta por igual a todos. Claro que no es igual si tienes plata o no, si en tu país hay sanidad universal, seguridad social, si duermes con la nevera llena o vacía, con lápices para tus hijos o una buena conexión a internet.


Fuente: Youtube

viernes, 24 de abril de 2020

Caliya, la niña diminuta y su perro Picantón.

Caliya era una niña diminuta, pero no porque fuera pequeña, no, era diminuta de verdad, medía lo que un cromo intercambiable de la liga. Siempre iba con un perro igual de diminuto, lanudo y juguetón, llamado Picantón. En realidad, no estaban solos en la vida, vivían con Tesa en un quinto piso de la ciudad portuaria de Almora. Caliya y Picantón habían sido un experimento que salió mal en el laboratorio donde trabajaba el padre de Tesa, Ernesto, pues como eran huérfanos y aun no conseguían encontrar la cura para la diminutez que los científicos habían provocado con una máquina ultra moderna, habían resuelto que vivirían con la familia de Ernesto puesto que al tener una niña, esta haría sentirse más cómodos a la inusual pareja.

Un día soleado de junio, tranquilo y apacible, se fueron los padres de Tesa, su hija, la niña y el perro diminutos a la playa. Colocaron las toallas en el trozo de playa más singular de la ciudad de Almora. Detrás se divisaba el inmenso templo Neo-Bizantino con hermosos pilares de mármol de la población cercana de Macel; y al otro lado, sobre un gran promontorio, la edificación favorita de los lugareños: la Alcazaba y el cerro de San Cirilio.

Una vez se hubieron acomodado, Tesa se encontró con sus vecinos gemelos: María y Raúl, y se juntaron todos para jugar en la arena. Entonces la diminuta Caliya y su perrito que eran tan ligeros, empezaron a andar sobre el agua del mar, intentando correr y escapar de Raúl que se tomaba muy en serio el juego del “Pilla-Pilla”. La pequeña se encontraba de cara a la orilla, sin embargo, tuvo una extraña sensación que le hizo ladear la cabeza hacia atrás. Sus ojos se abrieron asombrados de par en par. Una inmensa ola se acercaba con una rapidez inusitada.

Minutos después, quizá horas, no lo sabía con exactitud, la pequeña Caliya estaba siendo atendida en la zona de hamacas donde se había establecido el área de emergencias. Al despertar buscó instintivamente al perrito Picantón que milagrosamente estaba también allí. Pero no sabía dónde podían encontrar a Tesa y a su familia, ¿cómo es posible que seres tan diminutos sobrevivieran a la Gran Ola y los humanos grandes con los que vivían no habían sido encontrados aun? O quizá los habían dado por perdidos y habían vuelto a casa, o los estaban buscando… Caliya se sentía muy confundida, pero no podía quedarse parada, debían emprender el viaje de vuelta al único hogar que conocían en Almora. Miró hacia atrás encontrándose con la vigilancia eterna de la Alcazaba, eso le dio fuerzas. Se levantó y empezó a caminar junto a su perrito diminuto.


Fuente: Almería de costa.



P.D.: A veces tengo sueños, a veces son historias en mi cabeza que pujan por salir a borbotones, a veces les hago caso y las transformo en palabras. No siempre son tan nítidas, pero en otras ocasiones tengo suerte. Como esta vez.

[Edit.]: Tirando de "reservas" escritas en otro tiempo para intentar mantener el ánimo. 

miércoles, 22 de abril de 2020

Miércoles, 22 de abril de 2020

Una nana se escuchaba de fondo:

Duerme, mi niño, duerme.
Duerme, mi niño, duerme.

El bebé era mecido suavemente en unos brazos mullidos y familiares. Al fin acalló su llanto desgarrador.

Unos ojos se clavaron en la joven madre. Sus miradas se encontraron. La pequeña permanecía estática ante la escena, como hipnotizada.

Llego la enfermera que con manos amorosas le cogió las suyas y le dijo:

- ¿Cómo estas hoy, princesa?

Era la hora de las visitas en la UCI pediátrica. Una hora para entrar en el limbo, el paso intermedio para bajar a la tierra, o terminar subiendo al cielo. Ese lugar de algodón donde van a parar las almas inocentes.

Fuente: tipode.

lunes, 20 de abril de 2020

Lunes, 20 de abril de 2020

Cuento de medianoche

En el jardín oscurecía y una mariposa despistada alzaba su vuelo hacia el crepúsculo. En el porche maullaba un gato callejero mitad persa, mitad raza indeterminada, buscando su ración diaria de leche templada.

Se adentró en la penumbra de la cocina, prendió la solitaria bombilla que colgaba de su techo, y encendió la hornilla. El viejo tenía preparado el tazón de peltre para su visitante gatuno habitual. Calentó más leche para él, sacó una hogaza de la alacena y preparó el cubierto y el tazón.

Mientras las manos se movían mecánicamente, su mente se hallaba ausente, en otro tiempo y lugar.



Unos cabellos color miel ondulaban al vacío con cada salto, con cada risa. El sol se filtraba por cada fibra, cada poro... todo envuelto en una energía arrolladora. Pronto cumpliría los siete, y aun conservaba muchos dientes de leche. Su vestido de primavera era de flores, de un tono violeta, como las que ahora florecían alrededor del hogar familiar. Su hermano de cuatro años era su viva estampa, la miraba con adoración y repetía cada gesto, cada carcajada, grabando los movimiento en su mente infantil.

Los niños jugaban al pilla-pilla ante la atenta mirada de su cuidadora, una joven abuela en su recién estrenada cincuentena.

En ese instante de la burbuja, apareció la camioneta Dodge Truck del 41 por el camino de grava que llegaba a la puerta principal, rompiendo la escena. Las ruedas se escuchaban como una lenta letanía. Cuando al fin paró, salió el abuelo. Aquel hombre de edad indeterminada era junto a la abuela, todo el mundo de aquellos dos pequeños, que corriendo a los brazos de oso de aquel ser inmortal.

Quizá no compartieran los mismos orígenes, la misma sangre pero, ¿qué más daba si eran sus niños del alma? Habían llegado a ellos desde el otro lado del charco en el verano del 39 y la vida tuvo desde entonces los colores más intensos, más vívidos.

Hoy, casi ochenta años después, aquel niño de cabellos castaños recordó ese abrazo, ese sol, esas flores violetas.

sábado, 11 de abril de 2020

Sábado, 11 de abril de 2020

Conocí a Joaquín nada más volver a Granada después de una corta temporada viviendo en Madrid. Nuestros hilos de la vida se cruzaron aquel marzo de 2012, hace ahora ocho cortos años.

La primera vez que oí la frase: "los amigos son la familia que uno elige"(por cierto, de una de mis mejores amigas también), decidí hacerla mía, y con él se cumple a la perfección. Joaquín es generoso siempre, pese a que necesite curar sus heridas, te da su hombro, sus ojos, sus manos, siempre da más, porque no sabe ser de otra forma. Le sale de las entrañas y ama a viva voz.

Hoy estas palabras son para tí, que llevas cerca de dos meses en Italia con un presente asfixiante y un futuro turbulento. Como todos, sí, pero estás allí lejos de los tuyos y hay días que se hacen muy duros.

Saldremos, saldrás de esta. No sé cómo, pero lo harás, siempre tuviste la supervivencia grabada en tu ADN, y en la piel tatuada la fuerza necesaria para seguir adelante.

Pronto será tu cumpleaños, y ya sabes que las fechas me bailan en esta cabeza caótica, pero este año seré la primera: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Un beso grande, y si lloras que ya nos conocemos, que sea para desahogarte y coger impulso, SIEMPRE.




miércoles, 8 de abril de 2020

Miércoles, 8 de abril de 2020

En mi ignorancia, me aventuré a afirmar que lo que estamos pasando era una Tercera. Me apresuré a dar rienda suelta a mis miedos.

Hace unos días leí esta entrevista al filósofo Josep Ramoneda; toda ella me dió qué pensar, pero especialmente esta parte:


"¿Qué le parece que Pedro Sánchez, Macron y otros mandatarios recurran a referencias a la guerra para describir esta situación?
Me parece un error de comunicación. Esto no es una guerra. En una guerra alguien te ataca y tú respondes o viceversa. Una guerra es entre humanos, con un equipo estratégico en cada esquina y una lucha de intereses. Aquí el enemigo es un virus. En la guerra los muertos forman parte del cálculo estratégico, de cuántos muertos estás dispuesto a aceptar para conseguir la victoria. Al utilizar el término guerra se da la razón a Trump o Boris Johnson cuando al principio eran partidarios de asumir los muertos que tocasen hasta llegar a la autoinmunización. Al mismo tiempo, con las referencias a la guerra se abre el camino a que después de todo esto haya un refuerzo de las posiciones autoritarias. Por lo tanto me parece un error de arriba a abajo."

Es bueno tener la mente receptiva, reflexiva y, sobre todo, crítica. Esto no ha hecho más que empezar, habrá que dar tiempo para macerar posturas con una base sólida.

Nos volveremos a ver pronto, Woody. Acuarela sobre papel. Autor: Petete.

P.D.: Hoy he recurrido a hacer desinfectante casero para superficies y objetos, al acabarse el que tenía. La medida es de 25 ml. de lejía por cada libro de agua. En recipiente opaco la duración es de 24 horas, así que he hecho 250 ml de producto y he prorrateado las cantidades. Mañana haré menos, no es necesario hacer tanto.

martes, 7 de abril de 2020

Martes, 7 de abril de 2020


"Sobre el telón de fondo constituido por los miedos cotidianos [...] se destacaban, con intervalos más o menos próximos, episodios de pánico colectivo, especialmente cuando una epidemia se abatía sobre una ciudad o una región. En Europa lo más frecuente es que se tratara de la peste, sobre todo  durante los cuatro siglos que corren de 1348 a 1720". p.129.

"[...] en cambio era juicioso quemar los tejidos, sobre todo los de lana, en las casas contaminadas. Y es verdad que era preciso, a ser posible, huir o, en su defecto, aislar y aislarse. Sobre todo esto, porque la peste bubónica daba lugar frecuentemente a una complicación neumónica secundaria. El sentido común popular tenía, pues, razón en este punto frente a los 'sabios' que se negaban a creer en el contagio. Y fueron, finalmente, las medidas cada vez más eficaces de aislamiento las que hicieron retroceder el azote". p. 134.

"Al describir, sobre la base de las mejores fuentes, la peste que asoló Milán en 1630, Manzoni, en Los novios, observa que la epidemia, confinada al principio en los barrios pobres, ganó luego el resto de la ciudad: 'La obstinación de los incrédulos cedió al fin ante la evidencia, sobre todo cuando se vio que a epidemia, concentrada hasta entonces en el pueblo, se difundía y alcanzaba cada vez más a personajes más conocidos'". p.140.

"Cuando aparece el peligro del contagio, al principio se intenta no verlo. Las crónicas relativas a las pestes hacen resaltar la frecuente negligencia de las autoridades cuando había que tomar medidas que imponía la inminencia del peligro, aunque no deja de ser cierto que, una vez desencadenado el mecanismo de defensa, los medios de protección fueron perfeccionándose  en el curso de los siglos." p.141

[...] Las mismas actitudes colectivas reaparecieron en París durante el cólera de 1832. El jueves de la tercera semana de cuaresma Le Moniteur anunció la triste noticia de la epidemia que empezaba. Pero al principio se negaron a creer a este periódico demasiado oficial. H. Heine cuenta:

Como era el jueves de la tercera semana de cuaresma, como hacía un sol espléndido y un tiempo delicioso, los parisinos se divertían con toda su jovialidad en los bulevares en los que incluso se vieron algunas máscaras que, parodiando el color enfermizo y la cara descompuesta, se burlaban del temor al cólera y de la enfermedad misma. Durante la noche de ese mismo día, los bailes públicos estuvieron más frecuentados que nunca: las risas más presuntuosas cubrían casi la ruidosa música; se animaban mucho con los chahut, danza más que equívoca; se engullía toda clase de helados y de bebidas frías cuando, de pronto, el más vivaracho de los arlequines sintió demasiado frío en las piernas, se quitó la máscara y descubrió ante el asombro de todo el mundo un rostro de un azul violáceo". p. 143.


Fuente: Amazon.

 [Edit.] Al retomar la lectura de este gran historiador francés, lo hice sin saber que su fallecimiento ocurrió el 13 de enero de 2020, a los 96 años.

 

lunes, 6 de abril de 2020

Lunes, 6 de abril de 2020

Ahora se encuentran muchas recomendaciones en medios digitales para sobrellevar la cuarentena. Sin embargo, quise preguntar a la psicóloga Lorena Fuentes, que ya me dejó publicar una entrada en 2013, por algunas directrices a seguir estos días. Precisamente, estaba elaborando en ese momento un artículo en Infocop Online (Consejo General de la Psicología de España), con recursos de ayuda psicología para afrontar estos momentos. Ha tenido la generosidad de dejarme publicarlo aquí. Este es un rincón diminuto, pero si alguien se encuentra perdido por aquí y le viene bien, ya habrá merecido la pena.


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Recursos de ayuda psicológica para afrontar el Covid-19


Sentir ansiedad, nerviosismo, agitación, tristeza o ira, entre otras emociones, es normal frente a situaciones tan extremas como la que estamos atravesando con la pandemia por Covid-19 y la situación de confinamiento que supone. Puede que estas sensaciones te asusten, pero se trata de reacciones normales frente a situaciones inusuales y de crisis grave que suponen afrontar niveles extremos de incertidumbre y estrés.

Sentirte así en una circunstancia tan complicada como la que estamos viviendo es completamente normal. De hecho, experimentar un cierto nivel de ansiedad es necesario para que no bajemos la guardia frente a, por ejemplo, las medidas de seguridad establecidas que debemos observar por el bien común, y únicamente si estas emociones son muy intensas y/o duraderas deben producirte alguna preocupación.


A continuación, se incluyen algunos recursos electrónicos que pueden ayudarte a hacer más fácil y llevadera la cuarentena:

Fuente: Recursos de ayuda psicológica para afrontar el Covid-19, se publicó primero el 1 de abril de 2020 en Infocop Online.

domingo, 5 de abril de 2020

Domingo, 5 de abril de 2020

- Mamá, ¿no podemos salir por el bicho malo? - preguntó expectante.

- Si, hijo. Los médicos como tu tío y mucha más gente, están trabajando duro para que el virus se vaya -respondió ella intentando adaptar al pequeño la realidad dantesca de ahí fuera.

- Pues yo lo voy a pisar. Le voy a dar una patada, y así podremos salir todos -contestó con la resolución en su mirada de los Trescientos de las Termópilas, y vocabulario de pandillero de barrio.

- Pero si es muy pequeño, es invisible.

- ¿Hay bichos grandes y chicos? - quiso saber él.

- Claro. Éste además viaja mucho y es algo escurridizo, está por todas partes - explicó.

Entonces, el pequeño continuó mudo con lo que tenía entre manos, un dibujo de flores sobre la primavera. Ella se quedó pensativa mirándolo, dudando de si lo estaría haciendo bien.

jueves, 2 de abril de 2020

Jueves, 2 de abril de 2020.

La abuela de mi abuela.


- “Mi abuela era muy lista”.

- “Anda, como la mía. Qué suerte” - contesté con picardía.

- “Ella sabía muchas cosas. Algunas me las transmitió a su vez a mí - continuó perdida en sus recuerdos.- Cuando era pequeña contaba que lo que de verdad mataría a las personas, sería una enfermedad. Vivió enfermedad al principio de la Gran Guerra. Y al terminar hubo otra”.

- “La Gripe Española de 1918” -contesté fascinada porque continuara con su relato.

- “Sí, sería esa. Mató a casas enteras. Jóvenes, mayores… todos caían. Después llegó la gripe común, luego la gripe A… Pero esa del ‘18, le pilló a mi abuela, y a mi madre de niña. Mi padre decía que solo hacía falta darles coches a los hombres, y que ellos solos se matarían. Pero mi abuela afirmaba que nos mataría la enfermedad. Que saldría alguna que no daría tiempo a contener y enfermaríamos todos”.

Para entonces, yo ya no hablaba, solo escuchaba expectante.

- “Mi abuela afirmaba que la vida antes se acabó por Agua, y ahora sería por Fuego”.

sábado, 28 de marzo de 2020

Sábado, 28 de marzo de 2020

Nuestros abuelos veían como rapaban a sus mujeres o se llevaban a sus vecinos arrestados, muchos de ellos con su fin escrito a fuego en las cunetas o las tapias de los cementerios.

Hoy somos nosotros los que los ven a ellos salir en un féretro sellado de sus casas o las residencias, llevados por personas vestidas con el nuevo traje de la parca.

Morimos solos, pero en la agonía y el consuelo final está vetada la compañía de una cara amada. Después llegan los de desinfección, dejando al terminar aun más silencio y soledad.

Fuente: Youtube.

viernes, 27 de marzo de 2020

Viernes, 27 de marzo de 2020

El día anda escaso de horas en esta casa. A cada rato los niños demandan nuevas actividades, y a veces me cuesta mantener el ritmo. Termino a media noche para sentarme frente al ordenador y organizar las "clases" del día siguiente, ver ideas, juegos, canciones..., y sacar algo para estar conmigo misma.

Durante el día nos obligo a seguir ciertas rutinas, como horarios de comida y sueño, y otras más movibles pero ya establecidas, como ejercicio, juegos, fichas... Sin embargo, la sensación de irrealidad es patente. Esta pesa más a las 19:58 frente a la ventana.

No sé si ya lo dije antes, pero dejé de poner las noticias hace días, solo leo algo por la noche para saber como evoluciona la Tercera ahí fuera. Le llamo la Tercera desde que empezó la cuarentena, porque pese a no ser una guerra convencional, hay muchas similitudes con las dos anteriores. La primera es obvia, es esta una crisis sanitaria global. En segundo lugar, hay un frente con soldados-sanitarios que a pesar de intentar salvar vidas en vez de aniquilarlas, van a las trincheras escasos de munición, a los cuales habría que cuidar de su salud mental, especialmente cuando las aguas estén algo más calmadas, porque quedará bastante tocada. Por otro lado, la economía se ha desplomado y ya a nadie se le escapa que esto no será una simple recesión pasajera. Además, mucha gente se quedará en el camino, al margen de ayudas estatales o de cualquier administración pública, esto añadirá pobreza a la ya existente y desembocará en inevitables conflictos sociales.

Evidentemente, habrá dos damnificados más además de los afectados por el virus evidentemente: el planeta y la crisis medioambiental que venimos arrastrando desde hace demasiado; y a un nivel más mundano aun, la clase media que suele ser diezmada o terminar siendo testimonial a medida que todo vaya cayendo como un castillo de naipes, sino lo está haciendo ya en estos momentos.

Todo lo anterior está sazonado con sabores nuevos como la evidente globalización, la digitalización (que no olvidemos que no ha llegado a muchos países del tercer mundo, y ellos si que van a vivir un drama dantesco), el acceso y exceso de información y, por supuesto, papel higiénico suave y con doble capa. Ni siquiera tenemos hoy, el consuelo de dirigentes nacionales o supranacionales que estén dando la talla y sepan ser un referente en la deriva. 

Me dejaré mil detalles y factores en el camino, todo esto es solo una percepción empírica personal sin ningún valor científico, ni un aval de gráficos y medidores cuantificables, pero ahí está la Historia para revisarla en días de confinamiento. 

Entonces paro y me digo que también hay pequeños destellos de luz en la vida cotidiana que la hacen a esta más llevadera. Esos vecinos con un puesto de fruta y verdura en el mercado, que te dejan a la puerta de tu casa bolsas llenas de bondad sin pedir nada a cambio; esas llamadas interminables a mi madre y mi suegra (me cayó la primitiva con ellas), donde da igual la hora, no vamos a salir hija; el tiempo con los peques, los mejores profesores de vida que existen, esa capacidad de adaptación y resiliencia ya la quisiéramos los adultos, ese seguir riendo y jugando con todo un futuro por delante. Y claro está, pensar que a pesar de todo, somos afortunados y repetirlo cada día siendo conscientes.

Me quedó muy largo y un tanto "intensito" lo de hoy. Mi cuenta atrás es hasta el día que encuentren una vacuna o un fármaco que consiga curar la neumonía. Un día menos el de hoy.


domingo, 22 de marzo de 2020

Domingo, 22 de marzo de 2020

Antes de ayer empezó la primavera. Y recordé este poema que descubrí cuando tenía veinte años y estaba más tierna que un cordero lechal. Es del dramaturgo alemán Bertolt Brecht y se titula: "Preguntas de un obrero que lee".


¿Quién construyó Tebas,
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
¿Adónde fueron la noche
en que se terminó La Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlantida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban
pedían, bramando, ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia
ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias,
tantas preguntas.

P.D.: Ayer hicimos un bizcocho de chocolate con ganaché. Misma receta del bizcocho de limón, pero sustituyendo por cacao en polvo. Mañana tocan lentejas en casa y bailar al ritmo de Gloria Gaynor y compañía, para combatir la pereza.

viernes, 20 de marzo de 2020

Viernes, 20 de marzo de 2020

Me he dado cuenta que me ha dado por limpiar compulsivamente. Como dice la buena de mi amiga Pili, la salud mental peligra mucho estos días.

Lo más difícil por ahora, está siendo lidiar con uno mismo y a un tiempo intentar explicar la situación e intentar estar serenos por y para los niños. Son aun muy pequeños, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de los cambios. Me alegra que al menos no estén solos, ahora no lo saben, pero son un regalo el uno para el otro, para toda la vida.

Hoy se hizo más gris y espeso el día. Habrá de todo.

Fuente: Youtube


jueves, 19 de marzo de 2020

Jueves, 19 de marzo de 2020

Hoy es el Día del Padre. No necesito una pandemia para acordarme del mío y quererlo, pero si es cierto que lo pienso más debido a estas circunstancias que nos ha tocado vivir a todos.

Mi padre siempre ha sido un poco "personaje", todo el que lo conoce sabe a que me refiero. Su capacidad para rebautizar cosas y situaciones con nombres o frases inverosímiles es pasmosa, por ejemplo. Deberían de contratarle para nombrar operaciones policiales secretas, cometas, asteroides y fenómenos meteorológicos, no se arrepentirían.

Es de las personas más currantes que he conocido nunca, pesimista, irónico y arisco, es un padrazo aunque esquive las muestras grandilocuentes de cariño y efusividad. También es un abuelazo, sus mayores fans son mis hijos.

A todo esto hay que agregarle la gran suerte que tiene, al estar rodeado de una mujer que vale un Potosí e hijas (insertar aquí tres o cuatro guiños).

Un beso grande de los que no podemos darnos ahora, pero que te llegarán igual si lees esto.

Fuente: Youtube.

P.D.: Hoy mis minis ayudantes hicieron en cocina unas campurrianas caseras de chocolate y naranja, con lo que había de fondo de armario. Pero la receta original es de Webosfritos. Como veréis, el resultado ha sido completamente diferente. Pero fue la inspiración, digamos.

CAMPURRIANAS CASERAS DE CHOCOLATE Y NARANJA (O TAMBIÉN LLAMADAS GALLETONES)

Ingredientes:
- 150 gr de azúcar moreno.
- 40 gr de aceite de oliva suave.
- 1 pizca de sal.
- 1 huevo grande.
- 170 de harina de trigo.
- 1 cucharadita de levadura tipo Royal.
- Ralladura de naranja al gusto.
- Tres onzas de chocolate para fundir.

Elaboración:

Agregar en un bol el azúcar y el aceite y mezclar con una espátula. Añadir el huevo y repetir acción. Después tamizar la harina, la pizca de sal, la ralladura de naranja y la cucharadita de levadura. Mezclar bien durante un buen rato. Agregar el chocolate en trocitos o en el formato que se desee.

Hacer una bola con la masa y envolver en plástico transparente. Dejar reposar al menos 15 minutos en el frigorífico.

Preparar una bandeja de horno con papel de horno y precalentarlo con calor arriba y abajo unos 180 grados.

Pasados al menos esos 15 minutos, hacer bolas del tamaño que se desee, eso sí, tened en cuenta que debe haber espacio entre ellas.



Hornear unos 13-14 minutos. Deben quedar crujientes por fuera, y un poco blandas por dentro, hay que tener cuidado con los tiempos, si te pasas, se quedarán muy duras. Ir introduciendo un palito casi al final para comprobar la consistencia.






miércoles, 18 de marzo de 2020

Miércoles, 18 de Marzo de 2020

He preferido esta vez poner el día también, porque pensaba que hoy era martes.

Espero que no llueva y los niños puedan salir al patio a orearse. He sido incapaz de retomar lecturas, pese a que lo he intentado cada noche, pero lo que me preocupa en algo más de proporción es el absurdo humano. Que los supermercados estén arrasados cuando el abuelo P y muchos como él, sino dan baja por el dichoso virus lo harán de cansancio, hacen que el flujo de suministros sea imparable y constante, no tiene ninguna explicación lógica en mi cabeza. El personal debe de tener despensas y frigoríficos del tamaño de una pirámide egipcia, con sus zonas comunes incluidas. He maldecido alto en mi cabeza, debo reconocerlo.

Unas tres o cuatro veces a lo largo del día, se escuchan desde casa las sirenas de las ambulancias, que circulan casi todas por la calle principal o aledaños. No hay tráfico, pero supongo que será ya mezcla de costumbre y recordatorio de lo que sucede ahí fuera, que esto no es un simulacro.

Hoy Petete y yo hemos terminado el regalo para el Día del Padre que es mañana. La Pequeña Señora también ha hecho su propio DIY.

P.D.: La entrada de ayer la acabo de editar con la receta del bizcocho de yogur y limón.




martes, 17 de marzo de 2020

17 de marzo de 2020


He tenido que pensar un rato la fecha. Creímos que no nos tocaría. Los días empiezan a mostrar poco a poco la magnitud de lo que se avecina, y el horizonte no es optimista.

Cada mañana intentamos seguir cierta rutina: levantarnos a la misma hora, vestirnos, dar los buenos días con una sonrisa a los niños (bendita y maravillosa capacidad de adaptación la que tienen estos pequeños duendes); planificar el menú diario, que nuevo rincón de la casa limpiaré con lejía y a quien llamar hoy. Nunca estuvimos tan cerca y tan lejos de los que queremos.

Dicen que la vida sigue siempre pese a los obstáculos. La vida en este caso es una suerte de lotería. Pero sí, pese a nosotros mismos, me temo que sigue aunque un poco irreal, para ser sinceros.

Aun tengo la sensación de que la gente no se toma en serio las palabras emergencia sanitaria y pandemia.

En esta carrera de fondo habrá tiempo para todo: retractarse, llorar, reír, amar (¿cómo se puede amar sin tocar? Los Mediterráneos no sabemos amar sin el tacto); añorar, perder la cordura, recuperarla, desesperarse, serenarse y mirar al cielo, coger aire, cerrar los ojos. Será un gesto reflejo para tomar impulso, creyendo erróneamente que despertaremos, que esto no es real.

Ayer hicimos Petete y yo un bizcocho de yogur y limones del jardín de los abuelos. Sabe a familia y hogar.

P.D.: También la batería de mi móvil decidió dejar de funcionar, ni ella soporta ya tanta intensidad. Veremos si podemos recuperarla.




BIZCOCHO AL YOGUR CON GLASEADO DE LIMÓN

Ingredientes:
- 1 yogur.
- 1 medida (con el envase del yogur) de aceite de olive virgen suave.
- 1 medida de azúcar.
- 3 medidas de harina de trigo.
- 1 sobre (16 gr.) de levadura en polvo tipo Royal.
- Ralladura de 1 limón.
- Zumo de 2 limones.
- 200 gr. de azúcar glas.

Elaboración:

Precalentar el horno con calor arriba y abajo a 180 grados. Coger un bol y agregar el yogur, los huevos y el azúcar y batir. Agregar después la levadura batir, la harina tamizada y volver a batir, y por último el aceite, y repetirlo. Por último, agregar al gusto y mezclar bien la ralladura de limón.

Cuando quede una masa homogénea, agregarla a un molde con papel de horno o engrasado. Horrnear unos 30-35 minutos dependiendo del horno. Cuando está casi, siempre lo dejo 5 minutos aproximadamente con el horno apagado y terminando de hacerse con el calor residual.

Mientras se hornea el bizcocho, hacer el zumo de limón e ir agregándolo al azúcar glas, para ir regulando la consistencia e intensidad. Reservar.

Con el bizcocho sacado del horno y algo más templado, hacer agujeritos con un palito o con lo que tengas a mano. Agregar el glaseado al gusto. A nosotros nos salió algo liquido y añadí solo un poco, lo justo para que quedara un bizcocho semi húmedo.

Si se desea y como presentación agregar azúcar glas por encima cuando haya enfriado un poco más para que el bizcocho no se lo "chupe".

A disfrutarlo.


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