El primer recuerdo consciente que tengo del poeta granadino fue bastante tardío, en mi época de instituto, a los 17 años. El profesor de Lengua y Literatura nos mandó leer Bodas de sangre. Al morbo de leer una obra basada –si bien, libremente- en hechos sucedidos en la zona de Níjar (Almería), se unió la forma de escribir de Lorca y los elementos donde, si se ha crecido, nacido o se conoce bien el sudeste de España, se puede identificar fácilmente la cotidianeidad de esta tierra.
Accedí a la universidad y pocas lecturas “ociosas” tuve entonces, entre el organismo obsoleto que representa para mí la institución universitaria y mi mente cuadriculada en aquel momento, mi vida y mis estanterías se llenaron principalmente de manuales académicos. Ahora sé que podría haber distribuido mi tiempo de lectura de una manera más eficiente, entretenida y práctica.
El caso es que cuando llegué al posgrado y tuve que elegir tema para tesina-proyecto final, me decanté por el mundo de las casas museo, esos pequeños grandes museos desconocidos en nuestro país, el por qué… me reservo por ahora mi opinión al respecto, pero tiene que ver no tanto con su escasa financiación –que también-, y sí en cómo no han sabido darse a conocer entre el público, puesto que todo lo que rezume “modernidad” o nuevas tecnologías, es contrario a su forma de proceder. No es una opinión subjetiva, desgraciadamente lo he experimentado en primera persona.
Una de las primeras casas museo que ya conocía fue la de Federico García Lorca en la Huerta de San Vicente, actualmente integrada en el casco urbano de Granada, dentro del parque que lleva el nombre del poeta. Antaño la ciudad se encontraba mucho menos urbanizada, y este tipo de viviendas –no era la única en los alrededores-, servían como descanso estival para las familias más pudientes.
Familiares y amigos de Federico García
Lorca en la Huerta de San Vicente, Granada 1931.
(Foto: Archivo de la Fundación
Federico García Lorca).
Fue comprada por el padre de Federico en 1925 y habitada hasta el estallido de la Guerra Civil Española, en el año 36. Se llamó la Huerta de San Vicente, en honor a Vicenta, la madre de Federico.
Desgraciadamente, la importancia de esta vivienda viene dada por el papel que tristemente representó en los días previos al asesinato de Lorca. No me apetece extenderme mucho más en sus últimos días, ya se ha derramado demasiada tinta, no es el tema de este post.
Aunque en la casa, el poeta y su familia pasaron solo temporadas, en ella escribió obras como: El Diván del Tamarit, Romancero Gitano, Poema del Cante Jondo y Bodas de sangre, una de mis favoritas.
Aunque en la casa, el poeta y su familia pasaron solo temporadas, en ella escribió obras como: El Diván del Tamarit, Romancero Gitano, Poema del Cante Jondo y Bodas de sangre, una de mis favoritas.
Zona trasera de la Casa Museo de Federico García Lorca en la Huerta de San Vicente en Granada, febrero 2011. (Foto: Eva Capel)
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Parte del mobiliario que se conserva dentro de ella es original. A pesar de que la visita es obligatoriamente guiada –dura aproximadamente una media hora-, de que no se encuentra abierta a la visita pública en su totalidad (puesto que en la casa de los caseros que cuidaban la propiedad, se encuentra el área de servicios del museo –información, despachos, dirección-), y de que el paisaje que la rodea ya no es lo que era, la Casa posee un grandísimo valor en sí misma al albergar obras de arte contemporáneas a Federico y una sala de exposiciones con documentación procedente de la Fundación Federico García Lorca, compuesta por cartas, postales o carteles, que suele ser rotativa y que evoca el contexto y la privacidad cotidiana del poeta granadino. Entre esas obras de arte que comentaba, se encuentran las del propio Lorca, de Rafael Alberti o de Antonio Martín.
El precio por el momento: 3 euros. Con descuento: 1 euro. Los miércoles no festivos la entrada es gratuita.
El horario de visita depende de la época del año. En su web se puede encontrar esta y otra información relativa a la Casa: http://www.huertadesanvicente.com/index.php
Nota: Siento ponerme “seria” en estos últimos post, pero me llegó una crítica constructiva (o de-constructiva según se mire) no hace mucho sobre la superficialidad con que trato algunos temas y de paso, un encargo en el que ando “investigando” para publicar en el blog.
Frase del día: Lo
que yo hago ahora, lo que puedo hacer, es recordar. A veces el recuerdo aparece
claro, transparente; otras, en cambio, surge como en una nebulosa, lo que tan
bien llamó Gabriel Miró el “humo dormido”. Recuerdos míos. Isabel García Lorca.
Canción del día: Romance Sonámbulo cantado por Ketama
y Manzanita. Esta para ti NP, que sé que es tu poema favorito de Lorca.
Fuentes:
- CAPEL GIL, Eva. “Las Casas Museo
Lorquianas: análisis y propuestas para el futuo”. Directora: Ana Yáñez Vega.
Tesina. Universidad Complutense de Madrid, 2012.
- GARCÍA LORCA, Isabel. Recuerdos
Míos. Barcelona: Tusquets, 2002.
- GIBSON, Ian. El asesinato de García
Lorca. Barcelona: Plaza y Janés, 1996.
- GIBSON, Ian. El hombre que detuvo a
García Lorca. Ramón Ruiz Alonso y la muerte del poeta. Madrid: Santillana
Ediciones Generales, 2007.
- POZO FELGUERA, Gabriel. Lorca.
El último paseo. Granada: Editorial Almed, 2010.
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Eva, ¡esta entrada me ha encantado! Intentaré pasarme por allí y visitarla, me han entrado ganas :D La verdad es que pensé que estaba cerrada al público, hasta que tú me lo dijiste.
ResponderEliminarMe alegra muchísimo Laura. Tengo pendientes dos entradas más del resto de las casas museo de Lorca en Granada, creo que también pueden gustar, porque una de ellas no es muy conocida. Espero que disfrutes mucho la visita, ya me contarás XD.
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