domingo, 2 de febrero de 2014

La historia de la silla y el pecho.

     Llevo mucho tiempo aletargada en el blog, por eso me apetecía empezar con algo "ligero" para no empachar demasiado y estrenarme con la primera entrada del año, en el primer año del blog.

     Es una pequeña historia espontánea, surgida de un ejercicio de improvisación que hice hace poco para desempolvar la pseudoescritura que suelo practicar y que tan sana me mantiene la cabeza. 

     Consistía en escribir una lista de treinta palabras al azar, lo más rápido posible. Una vez finalizada, debía coger la primera y la última palabra y construir una historia en poco tiempo. Este ejercicio no es de mi invención, lo vi por la red y me apetecía probarlo. El engendro es lo que a continuación podéis leer. 

     Casi lo olvidaba. La primera palabra era silla y la última pecho

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     Apoyó las manos entrecruzadas en su amplio y voluminoso pecho mientras suspiraba al sentarse en aquella añeja silla que tanta vida y culos, había visto pasar. Miraba sin mirar, como decían sus nietos, hacia la chimenea. Le dolían todos los huesos del cuerpo y su cara estaba marcada por años de experiencia y travesuras infantiles, y más de una adulta. Aun recordaba a Paco "el Tonto". ¿Qué habría sido de él?, se preguntaba mientras crujía la silla al ceder bajo su peso.

     Ella y su hermano mayor Ildefonso, solían salir a pastorear por el campo con rebaños ajenos que les reportaban algo de sustento para toda la familia, mientras "el Perra Gorda", como llamaban a su padre en el pueblo, se gastaba lo poco que tenían en vino y putas famélicas.

     El hambre agudiza el ingenio dicen, y ellos que sabían lo que era eso desde su primera bocanada de aire en este mundo, cruzaban sus caminos a propósito con "el Tonto", más gordo y orondo que la mejor de sus cabras. No dudaban que aquel no pasaba tantas penurias como ellos, y suponían que el infierno sería menos tedioso que esos días de "hambre larga".

     Así pues, se turnaban en el engaño. El uno lo entretenía con historias fantásticas o con alguna triquiñuela improvisada en el momento, y la otra chupaba de los pechos de las cabras de Paco "el Tonto". O viceversa. Tanto daba.

     En una ocasión, ella llegó a cambiarle sus zapatos de esparto por los suyos, más nuevos y lustrosos. De pronto se encontró riendo sola.

     -¿Qué pasa abuela?, ¿de qué te ríes? - le preguntó una de sus nietas.
     - De nada niña, de un chiste que escuché el otro día en la radio. ¿Te he contado alguna vez sobre Paco "el Tonto" y de como mi hermano Ildefonso y yo lo engañábamos siempre que queríamos?
     - No abuela, ¿quién era ese? - contestó la nieta, a sabiendas de que sería una historia muchas veces contada. Pero no le importaba, a su abuela le gustaba contar historias y a ella escucharlas.


¡Feliz semana! Fuente: http://www.elotrolado.net/


Eva Capel 
     

6 comentarios:

  1. Un relato que describe en pocas lineas "el aspecto cotidiano del ser humano,así como sus propias miserias" Puedo Imaginar a la perfección a estos personajes que describes,a Ildefonso,a la abuela,la silla añeja e incluso a la cabra...Curioso experimento literario.Felicidades!

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    1. Muchas gracias Alberto. Es cierto, ha sido un experimento curioso. Me he dado cuenta de que en realidad "maquillo" historias y anécdotas que me son cercanas, supongo que no seré una excepción. ¡Un abrazo enorme!

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  2. ¿Quien no tiene una abuela asi? familiar o pariente.Yo misma tengo una madre que es muy similar.Me gusta, me puedo imaginar la historia

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    1. Me alegro de que le haya gustado. Cómo bien dices, ¿quién no tiene una abuela con infinidad de historias que contar? Son un anecdotario vivo. Gracias por leer y comentar.

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  3. No sé por qué pero tus relatos rurales me recuerdan mucho a Camilo José Cela en "La colmena" y Miguel Delibes con "Los santos inocentes". Tienen esa mezcla de realidad, humor cotidiano y crudeza que tanto los define.

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    1. Ay señor Fox... ojalá pudiera comparar en una décima parte mis escritos de pacotilla con los de los grandes señores que fueron Cela y Delibes. Mis relatos son solo "vías de escape".
      Gracias por pasarte.
      Por cierto, me he acordado del peliculón de "Los santos inocentes" con Paco Rabal y Alfredo Landa y de esta escena: http://www.youtube.com/watch?v=BSNU4A-iksw

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