martes, 3 de enero de 2017

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. VI. La leyenda del Aljibe de la Rábita o de la Vieja.

      Volvemos  con la leyenda del Aljibe de la Rábita o de la Vieja. La rábita era una fortaleza militar o religiosa en época musulmana, pero también se puede referir a una ermita o convento. Dicho aljibe, se encuentra situado cerca de la Plaza de las Castillas, en el Alto Albaicín y da nombre también a la calle Aljibe de la Vieja, que viene dado por la famosa leyenda que os narramos a continuación.



Calle Aljibe de la Vieja. Autor: Alberto Granados.

      En dicho aljibe, se ubicaba el huerto de una mujer mayor y solitaria llamada María Tomillo. La pobre mujer estaba obsesionada con una higuera de su huerto, vigilando el árbol día y noche y no dudando en lanzar piedras a todo aquel que osara acercarse. Se dice que los frutos que daba eran especiales por su dulce sabor. Sin embargo, todo aquel que se atreviera a robar uno solo de los higos de María Tomillo, moriría al probarlo.

      Era tal su celo, que llegó a invocar al mismísimo Diablo para venderle su alma a cambio del sabor dulce de sus higos, sería amargo para que nadie se atrevería a robarle nunca más. Al poco tiempo se halló su cuerpo sin vida junto a su preciada higuera, y fue a partir de ese momento cuando empezaron a propagarse extraños rumores.

      Se decía que una vez que sonaba la última campanada de la Vela anunciando la media noche, se escuchaban gritos provenientes del antiguo huerto. Los valientes que se habían acercado, aseguraban que se podía ver a su antigua dueña danzar y cantar alrededor de la higuera junto a sombras de ultratumba hasta el amanecer, mientras del árbol salían frutos de oro y diamantes. Cuando la noche dejaba paso al día, la mujer se transformaba en lechuza y desaparecía atravesando el aljibe, yéndose las sombras con ella. 

      Llegó a propagarse dicha leyenda con tal fuerza, que en cierta ocasión se mandó a unos soldados para averiguar que estaba sucediendo exactamente, quedando los pobres malheridos y sin aliento, al encontrarse con un esqueleto que los hizo correr sin descanso hasta alejarse del lugar. 

      Con el tiempo, también se rumoreó que María Tomillo en realidad era la mujer del alguacil, que además estaba metido en el contrabando de oro, tomando peso la teoría de que toda esta historia había sido un montaje.

      Sea como fuere, la leyenda termina así: “Por mucho que trabajen, el alma condenada de María Tomillo estará dando sus encantados frutos hasta la consumición de los siglos…”  

Aljibe de la Vieja o de la Rábita. Autor: granada.org

¡Feliz Año Nuevo y hasta la semana que viene!

E. Capel



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