martes, 27 de diciembre de 2016

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. V. Baños árabes de El Bañuelo.

      Volvemos con la quinta entrega de Descubriendo el Albayzín: Leyendas y rincones. Esta vez os traemos los baños árabes de El Bañuelo, situados en la Acera del Darro, 31.

Sala principal de El Bañuelo. Autor: Albeeto (Wikimedia)

      Estos baños públicos datan del siglo XI y fueron fundados por el Rey Badis ben Habús, tercer rey de la dinastía zirí. También fueron conocidos como “Aammim Alyawza”, que significa Baños del Nogal. Este tipo de establecimientos eran muy frecuentes en época musulmana, y no solo respondían a usos de aseo y belleza, también a las de sociabilidad. Eso sí, existía separación entre hombres y mujeres a la hora de su utilización, asistiendo al mismo en días y horas concretas en las que no coincidieran. Los servicios que se ofrecían eran variados: masajes, depilación, maquillaje, así como la aplicación de la alheña, también conocida como henna, que sirve tanto de coloración para el cabello como tinte para la piel.

      Las diferentes habitaciones de las que consta, servían para limpiar y relajar la piel. Es curioso observar la ausencia de ventanas, lo que ayudaba a conservar muy bien la temperatura. Sin embargo, los tragaluces octogonales con los que cuenta, le confiere luz natural del exterior.

Sala templada de El Bañuelo. Autor: José Luis Filpo Cabana (Wikimedia)

      Es uno de los baños de este tipo mejor conservados de toda España. Fue declarado Monumento Nacional en el año 1918. Se accede a los baños a través de una casa particular restaurada en época cristiana.

      Actualmente puede ser visitado gratuitamente y sin necesidad de reserva, de martes a sábado de 10:00 a 14:00. Lunes, domingos y festivos permanece cerrado.

      Disfrutad de lo que queda de fiestas. ¡Hasta el año que viene!

E. Capel


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martes, 20 de diciembre de 2016

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. IV. Palacio de Dar al-Horra.

      En esta cuarta entrega volvemos con uno de los palacios con más historia de Granada, con permiso de la Alhambra, que a pesar de que lo conozcamos actualmente por un solo nombre, ha tenido muchos apelativos a lo largo de su existencia: el Palacio de Dar al-Horra.

      A las espaldas del Convento de Santa Isabel la Real, en el Callejón de las Monjas, se ubica este palacio que significa Casa de la Libre o Casa de la Señora. Propiedad de la sultana Aixa, que habitaría allí tras la humillación vivida (cuando su marido Muley Hacén centró toda su atención en la cristiana Isabel de Solís -más conocida como Zoraya-), se edificaría encima del palacio del emir Badis.

Vista del Palacio de Dar al-Horra. Autor: Pepepitos (Wikimedia).

       Dicho emir, Badis ben Habús al-Mansur, fue el tercer monarca zirí, que reinaría entre el año 1038 y el 1073, no solo modernizando la ciudad de Granada con mejoras como el sistema de alcantarillado, sino que además se ocupó de ampliar la muralla para proteger las nuevas zonas de expansión urbana,  favorecida por el  aumento en el número de hospitales, baños, mezquitas y escuelas. En esta época, también se edificaron muchas viviendas de importantes familias musulmanas cerca de este palacio real.

      Se cuenta del rey zirí, que mandó colocar en su tejado una gran escultura metálica con forma de guerrero, el cual llevaba una lanza en la mano, que funcionaba a modo de veleta, virando hacia donde soplara el viento. Esa misma escultura fue utilizada por el rey como analogía para explicar a su pueblo que había que vigilar desde donde podían venir los enemigos, como aquel guerrero metálico. Sin embargo, para el pueblo esa veleta se parecía más a un gallo, de ahí que se conociera al palacio como la Casa del Gallo Viento.

Interior del Palacio de Dar al-Horra. Autor: Landahlauts (Flickr).

   
  Con la dinastía nazarí (1238-1492) se traslada el Palacio Real a la Alhambra, perdiendo así algo de la importancia que había tenido con los ziríes. Con la posterior llegada de los cristianos, los Reyes Católicos se lo entregaron a Hernando de Zafra, integrándose posteriormente al Convento de Santa Isabel la Real. Se construirían diferentes viviendas, siendo una de ellas una fábrica para hacer telas para velas de barcos que dejó de funcionar en el siglo XIX, por lo cual el palacio sería rebautizado nuevamente como la Casa de la Lona

      Finalmente, a principios del siglo XX, la construcción pasó a ser de titularidad estatal, y restaurada a lo largo de la centuria para recuperar parte del aspecto originario que había perdido con el tiempo.

      Hasta la siguientre entrega y feliz semana.

E. Capel



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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. III. Plaza de San Nicolás.

      Esta semana venimos con uno de los rincones de Granada más conocidos y emblemáticos por propios y visitantes a la ciudad, amén del Albaicín y por supuesto, la Alhambra: la Plaza de San Nicolás, y su mirador, desde el cual se miran frente a frente estos dos bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Vistas desde el Mirador de San Nicolás. Autor: Ferminius (Flickr)


      Desde este mirador ubicado en la Plaza de San Nicolás, también llamado en árabe Plaza del León, no solo podemos deleitarnos con las vistas de la Alhambra y el Generalife, también de los picos del Veleta y Mulhacén, así como de gran parte de Sierra Nevada. Mirando al sur podemos contemplar la ciudad moderna y la loma conocida como Suspiro del Moro, por ser el lugar desde el cual el Rey Chico, Boabdil, y su familia vieron por última vez la ciudad antes de partir al destierro.

      La Iglesia ubicada en esta misma plaza y nombrada del mismo modo, fue edificada sobre una pequeña mezquita, que ardió en 1932 perdiéndose el techo de estilo mudéjar. De espaldas al edificio, en una callejuela, nos encontramos con la torre que queda del Castillo del Granado o Izn-Rommán, parte central de la Alcazaba Antigua.

Plaza de San Nicolás. Autor: Paul Hermans (Wikimedia)

      Justo a la izquierda de la Plaza nos encontramos con la Mezquita Mayor, la cual también cuenta con unas vistas espectaculares que pueden ser disfrutadas desde su jardín en horas señaladas. Si bajamos un poco desde aquí, descubriremos el Convento de las monjas de Santo Tomás de Villanueva, más popularmente conocido como ‘las Tomasas’.

      Volviendo a la Plaza, en el centro se ubica un aljibe reformado y bastante visible por estar en el centro de la misma. El ambiente para todos aquellos que alguna vez habéis disfrutado del lugar, es algo bohemio aunque un poco masificado, pero las vistas lo merecen.

      Recomendamos especialmente, quedarse a la puesta del sol, no deja indiferente a nadie.


¡Feliz semana! 

E. Capel


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miércoles, 7 de diciembre de 2016

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. II. El Paseo de los Tristes.

      Volvemos esta semana con una nueva entrega de Descubriendo el Albayzín: leyendas y rincones. II. El Paseo de los Tristes. Gracias nuevamente por las fotografías a Tamara Capel.

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       Contemplar la Alhambra desde el Paseo de los Tristes es uno de los placeres más memorables que puede ofrecerte la ciudad de Granada. Este histórico Paseo, llamado con anterioridad Padre Manjón, sufrió un cambio de nombre debido a que por esta zona pasaban los cortejos fúnebres camino del cementerio. Aunque también hay quien dice que la razón es mucho más prosaica, y responde a que los empleados de la Real Chancillería recién llegados a la ciudad después de la conquista de los Reyes Católicos, lejos de sus familiares y amigos, paseaban tristes y nostálgicos por el mismo.



Río Darro desde el Paseo de los Tristes. Autora: Tamara Capel

      Por su suelo empedrado nos encontramos con un amplio abanico de edificios histórico-culturales, como la Iglesia de San Pedro y San Pablo, muy conocida por la procesión en Jueves Santo de El Silencio, en la cual se apagan todas las luces a medianoche, con un único tambor rompiendo el silencio.

      Pero empecemos por el principio: dejando Plaza Nueva y empezando por la Iglesia de Santa Ana, da comienzo el Paseo que discurre a la par del Río Darro. Por el mismo nos encontramos palacetes de los siglos XVI y XVII con sus correspondientes blasones pertenecientes a la nobleza, puentes con nombre de flauta (Puente de las Chirimías), los baños árabes de El Bañuelo que datan del siglo XI, la Casa de Zafra que se remonta al siglo XIV y que actualmente es un centro de interpretación, la Casa de Castril de la que hablamos en la primera entrega, donde se ubica el Museo Arqueológico Provincial.

      Al finalizar el Paseo de los Tristes se puede girar a la derecha, nos encontraremos con el Puente del Aljibillo, que cuenta con su propia leyenda. Se cuenta que una vez cada cien años, la noche de San Juan, el 24 de junio, un anciano musulmán se sienta a esperar aquí a alguien que le dirija la palabra. Si esto llegara a ocurrir, él regalaría parte de su riqueza y sabiduría. Lo que no se sabe con exactitud es cuando es el momento exacto en el cual se cumple la centuria.

      Justo enfrente de este puente, se encuentra la Cuesta del Rey Chico, como se conocía al último rey musulmán de Granada, Boabdil. Si el visitante se atreve a adentrarse en ella, llegará al palacio de la Alhambra.

      La opción de la izquierda es la Cuesta del Chapiz, llamado en otros tiempos el Barrio Blanco o la Cuesta del camino de Guadix, pues en época romana de ella salía la carretera que unía las ciudades de Iliberri y Acci, los nombres romanos de Granada y Guadix respectivamente.

      El Paseo de los Tristes ofrece además, una amplia oferta para disfrutar de sus bares y restaurantes tanto de día como de noche con el Palacio Rojo, como se le conoce a la Alhambra, iluminado desde uno de los barrios con más solera de Granada, el Albayzín.



El Paseo de los Tristes. Autora: Tamara Capel

¡Feliz fin de semana!
E. Capel


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viernes, 25 de noviembre de 2016

Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones. I. Esperándola del cielo.

      Tiempo ha pasado desde la última vez que me senté con ganas y desahogo por este rincón. Más aun desde que estuve en activo gestionando y generando contenido en redes sociales para los apartamentos turísticos de una de mis mejores amigas, residente en Granada. De aquel tiempo, recupero una serie titulada Descubriendo el Albayzín. Leyendas y rincones, la cual creé y publiqué quincenalmente entre octubre de 2014 y junio de 2015. Con esta sección se pretendía dar a conocer mejor este barrio con mucho encanto y personalidad propia.
       
          Podéis encontrar en Facebook  todas las publicaciones que se hicieron entonces, pero las iré subiendo semanalmente aquí y espero con ello animarme a escribir más a menudo, como medida de escape y descanso de la vida en general. 

       Son historias o rincones del famoso barrio granadino de extensión corta, e intentaba que estuvieran escritas con un lenguaje accesible y ameno para el público al que iba dirigido, como aquí, sin mayores pretensiones a decir verdad. Me disculpo de antemano por alguna posible errata, he querido conservar los textos tal y como se publicaron en su momento. Espero que lo disfrutéis. Saludos.

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          Cualquier visitante que esté en Granada tiene una cita obligada por el Paseo de los Tristes, siendo uno de los pasos más turísticos y conocidos de la ciudad para adentrarse en el barrio del Albayzín. A lo largo de su recorrido, no solo nos encontramos con un río Darro siseante, casas que nos cuentan historias de tiempos pasados y turistas con una gran variedad de cámaras de última tecnología, sino también con rincones que pueden pasar desapercibidos si solo vemos con ojos dispuestos a lo inmediato.

         Una de esas casas históricas es la Casa de Castril, actual Museo Arqueológico Provincial, que antiguamente perteneció a la familia de Hernando de Zafra (antiguo secretario de los Reyes Católicos). Vivienda renacentista con patio interior, cuenta con una arquitectura señorial que da habida cuenta del rango de sus propietarios. De hecho, si nos fijamos bien nos encontramos con el blasón concedido por los reyes a Don Hernando por su actividad diplomática.

Esperándola del cielo 1. Autor: Tamara Capel


       Pero lo que realmente resulta curioso de esta fachada, es el balcón tapiado de la esquina derecha con la siguiente inscripción: "Esperándola del cielo". Una de las muchas variantes con las que cuenta esta leyenda, es que el mismísimo Señor de Zafra –posiblemente uno de los nietos del antiguo Secretario Real-, que contaba con un carácter serio y algo cruel, tenía una hermosa y joven hija que se había enamorado de un paje. Cuando el noble se enteró de esta relación mandó ahorcar al pobre sirviente y a su hija la mando encerrar en su habitación, para lo cual, hizo tapiar la puerta y el balcón de la misma. Mientras se ejecutaba la orden del noble, la chica gritó a su padre “¡Justicia, padre, por Dios, justicia!”, obteniendo por toda contestación: “Pues espérala del cielo porque en la tierra no vas a encontrarla”. La joven murió emparedada y se cuenta que allí espera aún la justicia venida del cielo.

Esperándola del cielo 2. Autor: Tamara Capel

       Muchas son las versiones de lo ocurrido, pero en todas, el paje encuentra la muerte, y en una de ellas, la hija del señor de Zafra ingresa en un convento de monjas de clausura, quizá el de Santa Catalina.

E. Capel


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lunes, 25 de julio de 2016

La sombra de la esperanza.

No me gusta la gente que se equivoca y no lo admite en público; desconfío de los que dicen tajantes que no les gusta el color rosa y al día siguiente los ves como un Marichalar de Inditex y mercadillo. Todos cambiamos de opinión y gustos a lo largo de nuestra vida pero, ¿tan rápido?

Me huele a tufo cuando alguien empieza con el escalofriante encabezamiento en una conversación de esta manera tan poco sutil: "A mí no me gusta ni criticar, ni el chismorreo, pero...". ¡Venga ya!, ¿a quién no le gusta un buen cotilleo? Pero los que no lo admiten, acaban despellejando paisanos como terneros en el matadero.

Tampoco me gustan los seres que no respetan el espacio personal, y aquí no puedo ser transigente, si fuera legal estar en posesión de una guillotina portátil (me puede su aura romántica, afrancesada y revolucionaria), haría más uso de ella de lo humanamente decente.

No soporto al listo de turno con su verdad universal, sea del tema que sea. Hay verdades como individuos habitamos en este maltrecho mundo señores míos.

Pero sobre todo me puede el hastío de la mediocridad, muchas veces acompañada de pensamientos y gente vetusta, que invaden todos los ámbitos de nuestra sociedad y está presente en todos los niveles socio-económicos. Mientras tanto, las mentes más brillantes emigran a lugares más o menos remotos, con los sueños maltrechos y las esperanzas escépticas.

Estoy harta de explicaciones simplistas a problemas y realidades complejas, de gente pretendiendo dar lecciones cuando son completos ignorantes. Del sectarismo en todas sus formas, colores e ideologías.

Sin embargo, me levanto cada día con la esperanza de un fervoroso creyente, por la fuerza de la costumbre, de la rutina de quien espera que las cosas realmente cambien. Y en esas estamos, cuando la sombra de la esperanza es lo único que me salva de la desidia más absoluta.

Otro día, con más cafeína y horas de sueño encima, quizá me de por hablar de lo que me gusta, de lo que me hace feliz. Soy toda una dualidad de nuestro tiempo. 


Sin esperanza. Frida Kahlo, 1945. Fuente La espina roja.

E.G. Capel.



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