jueves, 15 de agosto de 2013

La pizpireta Robertita y el bueno de Don Seferino.

     Roberta era menuda y pizpireta, con ojos pequeños color avellana, labios finos y ánimo resuelto. Solía llevar vestidos con estampados extravagantes que encontraba en rastrillos de segunda mano. Todos eran diseños parecidos a los que las actrices de los años '50 llevaban, solo que los suyos eran más estridentes, pero le gustaba vestir así, se sentía femenina. 

     - Buenos días Don Seferino, hace un día maravilloso para ir al puente de la Curva Chica, encima del estanque a darle de comer a los patos, ¿no le parece? -ese día no se le escaparía. Solo se extrañó de no verle sin su inseparable y añeja chaqueta de piel marrón.

    Llevaba años enamoraba del bueno de Don Seferino, el párroco del pueblo. El primer flechazo fue de sus rosales, no había flores tan lustrosas como aquellas en toda la región; el siguiente chispazo fue de su buen hacer en las reuniones mensuales para ayudar a los más desfavorecidos; luego se proclamaría ferviente seguidora de sus discursos dominicales. Su fé se renovó por completo el día que lo vio montado en bicicleta en la plaza central, con sus cesta llena de frutas y verduras recién compradas y una sonrisa radiante en su cara curtida ya en arrugas. En un principio no fue fácil lidiar con su propia conciencia, se sentía una pecadora, como aquella que salía en la serie El pájaro Espino. El proceso de frustración no duró mucho, decidió que prefería arder en el infierno eternamente a cambio de solo dos minutos junto a él. Había sido siempre la solterona del pueblo debido a una madre excesivamente longeva y dictatorial, que hubiera preferido que su Robertita muriera virgen. Ya no quería esperar más a sentir el cosquilleo del amor, solo por el detalle de que él fuera el párroco del pueblo.

     - ¡Buenos días Roberta! -le respondió efusivamente el bueno de Seferino-, si que hace buen tiempo, sí. Si le apetece podemos pasar por el puente de la Curva Chica y ver a los patos de camino a la Iglesia, ahora mismo venía de hacer unos recados y volvía ya. Necesito una mano bondadosa como la suya para preparar las reuniones de beneficencia de este mes. ¿Qué le parece?

     - A mandar Don Seferino, no sería buena cristiana si no le ayudara -contestó la resuelta Robertita.

     Llegaron al puente, justo encima del estanque. Dos patos feos y decrépitos paseaban dentro. Roberta se agachó distraídamente para ver mejor a los animalajos, cuando resbaló y cayó estrepitosamente. El padre Seferino corrió a salvarla lanzándose en su ayuda, pero el vestido de vuelo de la susodicha decidió aquel día que se inflaría formando una sombrilla inversa con la dueña, la cual no paraba de boquear y gritar como una posesa. Cuando al fin consiguió llegar hasta ella y sujetarla con firmeza para que no se ahogara, casi se ahoga él cuando Robertita se lanzó a su cuello y le plantó el beso más sonoro y empalagoso que se recuerda. La cara de Seferino tornó blanca.

     No se sabe cómo pero llegaron a la orilla, en el mismo momento en que Don Seferino terminó de mudar el color de piel, al ver que allí se encontraba Pauline el carpintero, con cara de pocos amigos.

     - Vaya Seferino, no pierde usted el tiempo. Venía a buscarle porque se le ha olvidado la chaqueta en mi  casa pero ya veo que no le hace falta -seguidamente se dio la vuelta para marcharse. Pareciera que estaba molesto por algo.

     El bueno de Seferino salió corriendo tras él y la pizpireta Robertita se quedó plantada preguntándose que había pasado. Sin embargo, estaba feliz, ¡ese había sido su primer beso y nada podía estropearle ese momento tan embriagador! 

Fotograma de la serie El pájaro espino. Fotografía extraída de este blog.


E.Capel.
Dedicado a NP, para compensar mi oscurantismo de las últimas semanas y por todas las sonrisas que logra sacarme.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Pues no tenía pensado que hubiera resolución... pero si quieres la continúo, algo se me ocurrirá XP.

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  2. Aunque no escriba, te sigo, dejas magia en tus palabras y se convierte en adictivo leerlas y seguir tus historias... Eres grande, que pena que esto no vaya en los genes para poder disfrutar haciéndolo yo también :p

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    1. Muchas gracias por tus palabras, me animan muchísimo para seguir escribiendo y mejorando ^^. Lo de los genes es relativo, porque a mí me encantaría saber dibujar y crear de mil palabras una imagen que lo condensara todo. La señorita T y mi señora madre sin ir más lejos, saben hacerlo muy bien... c'est la vie XD. Un fuerte abrazo XP.

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