martes, 6 de febrero de 2018

A todas las personas tóxicas pasadas, presentes y futuras de mi vida: GRACIAS


Esto es lo que tiene un blog personal, que a veces al escribiente le da el punto y necesita desahogarse libremente (en realidad, es la esencia misma de un espacio de estas características). Consta decir que lo que aquí aparece es fruto de la experiencia empírica de casi treinta y cuatro años, que para nada sustituye el criterio de un experto sobre personas tóxicas. Además, hay mil artículos en la red donde deleitaros buscando o clasificando a estos seres tóxicos, como la maravillosa web de Weloversize; o terapeutas como Lorena Fuentes, especializada en terapia breve, a la que tengo la gran suerte de conocer en persona, y con la que he podido intercambiar en ocasiones impresiones sobre este tipo de individuos. Ella sabe como nadie darle el enfoque profesional al asunto, sin perder el humano. Podéis encontrarla en su web: http://www.lorenafuentes.es/. También recomiendo leer un libro maravilloso de la gran escritora española Espido Freire, "Los malos del cuento. Como sobrevivir entre personas tóxicas".

"Los malos del cuento. Como sobrevivir entre personas tóxicas" de Espido Freire. Se puede encontrar aquí.


Perdonad de antemano, el uso excesivo de gifs o imágenes en movimiento, pero el tema se prestaba mucho a ello, y ha sido la parte más divertida a la hora de editar la entrada.

A lo largo de la vida de una persona promedio suelen existir al menos cinco o seis especímenes tóxicos, quizá más, casi nunca menos. Otra cosa es que le demos la importancia que no se merecen o tardemos en detectarlos. Ojo, si al leer esto te sientes ofendido siquiera una mínima parte, haztelo mirar, quizá el tóxico seas tú. La autocrítica en su justa medida, es sana y necesaria. Siempre.

En mi caso enumeraré los más destacados, a lo sumo cinco, respetando escrupulosamente su anonimato, que no su estupidez.

La primera persona tóxica en esta clasificación improvisada puede englobarse dentro del grupo de personas en el que creciste. Ese tipo de amistad que crees irrompible, siendo el tiempo y la distancia los que os lleven por caminos e intereses distintos. A priori, nada extraño o nocivo, es natural, pensarás. Pero si con los años ves una serie de señales que se repiten en bucle, HUYE: falta evidente de empatía (si te han cortado un brazo, la uña que se le acaba de romper es mucho peor, ¿qué te habrás creído?); intento repetido de boicotear eventos importantes que atañen a tu persona (bodas, despedidas, cumpleaños, fiestas de guardar, etc.); solo te llaman cuando estás en tus horas más bajas para deleitarse y nutrirse de tu miseria; si os véis u os llamáis, vaciará toda su mierda de vida sin darte oportunidad de réplica, por supuesto ni te preguntará como sana tu brazo, esa persona siempre, siempre, siempre, estará peor que tú, y no tienes derecho, ni espacio para decir nada al respecto; critican a todo el mundo y odian muy fuerte (con lo cual te hace sospechar que hará lo mismo sobre tu persona cuando esté con otros); te menosprecia e intenta minar tu autoestima tomándote por idiota; con el tiempo tienen una tendencia algo nociva a copiar ciertos comportamientos tuyos e incluso pueden llegar a copiar tu perfil profesional. Al principio será sutil y no lo creeras, luego aunque tu lleves años dedicando tiempo y esfuerzo a un área específica, esa persona en un mes es mucho más experto que tú y te dará lecciones; cambios de opinión radicales y de un día para otro, nunca sabrás con qué pie se ha levantado ese día. Se harán las víctimas y siempre tendrán su propia versión de los hechos (siempre a su favor, por supuesto). A lo largo de los años y las conversaciones, te darás cuenta de que su vida es pura contradicción, un drama continuo y que solo existe una verdad: su verdad. Lo peor de esta tipología es que cuesta detectarlos, suelen pasar años antes de ponerles punto y final. Pero es de manual. HUYEEEEE.

Fuente: lainformacion.com.

La segunda sería en el plano sentimental. Una de tus parejas, que por supuesto se llevará mal con la primera. A las personas tóxicas no les gusta compartir al tonto de turno. El maltrato psicológico es su especialidad, sobre todo, haciendo ver que tu eres inferior y que cualquier cosa que quieras hacer, esa persona siempre se asegurará de hacerlo o dejar patente que lo puede hacer mil veces mejor que tú. A este tipo de especímen le encanta dar lecciones, de todo. Es una subcategoría de cuñado gilipollas. Se nutre de tu autoestima y de tu dependencia emocional. Realmente no saben amar a otra persona que no sean ellos mismos. Como el primer individuo, ocultan su mediocridad con mucha palabrería vacía de contenido. Si escarbas un poquito, realmente son unos tristes.

En tercer lugar, tenemos al enamorado de instituto que como ve que no va tener nada contigo, intenta ser tu amigo por la vía de la pena y las mentiras. Muy patético todo. Te absorben la energía a corto plazo, son como una agujero negro, muy negativos y son más fáciles de cortar, porque en una de sus mentiras los mandas a la mierda con todas las de la ley y a otra cosa. El problema es que hasta que esto sucede, intentan crear un sentimiento de culpabilidad bestial en ti, para que no los “abandones”.

Fuente: gfycat.

El siguiente puesto, es otra persona con la que te has criado, normalmente dentro de tu círculo familiar. Te da una de cal y otra de arena, y como sois familia, juegan con esa baza a su favor, para acoplarse a tu casa, a tu bolsillo… a lo que vean que puedan sacar provecho. Solo se acercaran a ti si creen que pueden sacar un beneficio evidente y a corto o medio plazo. Su vida suele ser bastante parasitaria y llena de muchas mierdas, pero se las arreglarán para hacer ver que su vida es plena y sana. Las apariencias lo son todo para estos individuos. Comúnmente, se les conoce como “chupópteros”. Lo bueno de esta tipología es que si ven que no pueden aprovecharse de tí, no te tocarán ni con un palo.

Fuente: santiagoash en Tumblr.

Y por último, el compañero de clase o de trabajo que solo te habla cuando quiere algo relacionado con el área que compartís, es una variante del anterior, pero sin consanguinidad. Tiene varias caras en función de con quien se relacione y qué es lo que quiera conseguir. Si ve que sus propósitos no los puede conseguir de ti, ni te saludará. Pero a estas alturas de vida, te la “pelará” y hasta lo agradecerás, porque has desarrollado una animadversión hasta física cada vez que lo tienes cerca.  
Obviamente hay casos peores y listas mejor elaboradas que esta que me he hecho en mi casa a la hora del café, pero te hablo desde la experiencia. A pesar de que el remedio contra estos seres es complejo y casuístico, y de que no hay fórmulas mágIcas, si existen algunas pautas comunes que puedes aplicar a todos ellos. Deja de prestarles atención, muéstrate seguro de ti mismo, no les cuentes nada íntimo y comprometedor, no les hagas partícipes ni de lo bueno ni de lo malo que te suceda en tu vida. Y cuando puedas, bloquea su número y las redes sociales si es necesario. Si hay consanguinidad o esa persona cuesta quitársela de encima, porque obviamente después de tantos años, se creen con derecho a poseerte a su antojo, mi consejo es que lo hagas en silencio y despacio, llegará el día en que se conviertan en un borrón en tu vida. En definitiva, aléjate.

Fuente: giphy.

Pero recuerda, que gracias a estas personas, eres lo que eres ahora. Solo queda lo más importante: no volver a dejar entrar a alguien así en tu vida, y eso solo se consigue detectándolas a tiempo. Es una obviedad, pero la experiencia es un grado. En general, suelen quejarse por todo sin intención de querer avanzar, son negativos, envidiosos y celosos, solo hablan de sus problemas y de sí mismos, la crítica destructiva es una constante en su día a día, y suelen crearte dependencia emocional, porque de eso se nutren. Siempre manipularán la realidad a su imagen y semejanza. 

Fuente: thecuriouscaseofcarly.

Grabaros esto: la gente que te quiere, te quiere BIEN. Se alegra de tus logros, te apoya incondicionalmente incluso en tus peores momentos, y sobre todo, te quiere tal cual. Sabe tus defectos y tus virtudes, pero te tratan de igual a igual. No hay más, así de sencillo, así de difícil. Estos es como la edad y los defectos (físicos y de personalidad), con el tiempo le sacas el punto y empiezas a encontrar el equilibrio en tus relaciones interpersonales.

Fuente: Pinterest.



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