jueves, 12 de febrero de 2015

Negar lo evidente.

Negar lo evidente, ¿quién no lo ha intentado alguna vez? Hasta los más lúcidos en apariencia lo intentan. Negar lo negativo también. Son mecanismos muy humanos.

Nunca olvidaré estas palabras de una profesora: “el cerebro del ser humano está preparado para olvidar lo negativo, es un mecanismo de defensa. Sino, sería muy difícil de llevar esta vida”.

El tiempo me ha hecho ver que efectivamente es así. Puede parecer obvio, pero incluso lo más evidente en los tiempos que corren, a veces no lo es tanto y es necesario dejar constancia de ello.

Está bien ver lo positivo de las cosas pero, ¿es sano negar lo malo? Detrás de esta pregunta, me viene a la mente que aún hoy día existe gente que niega que el holocausto nazi tuviera lugar, y un escalofrío recorre mi espalda. Muchos sorprendidos dirán que no es posible esta negación, porque los hechos son los hechos. Hasta lo más evidente se puede negar, o más bien hay quien se atreve a negar lo evidente. Valientes cobardes.

Hace poco cayeron en mis manos los libros: Después de Auschwitz. La conmovedora historia de la hermanastra de Ana Frank de Eva Schloss; y 28 días de David Safier, ambos de Editorial Planeta. El primero escrito de forma autobiográfica, y en él Eva Schloss dedica el libro A la memoria de las víctimas del Holocausto y del genocidio que no pudieron contar su propia 
historia. Me parece una de las dedicatorias más bonitas que he leído hasta la fecha.

El segundo es una historia de ficción, basada en hechos reales, que trascurre dentro de el guetto judío de Polonia bajo el mandato nazi, y gracias a que los no-nazis miraron hacia otro lado. Pareciera que todo fue una ficción, fruto de la locura más extrema y violenta. Por cierto, ambas son lecturas muy recomendables, no solo por la historia e historias que contienen, la prosa es muy cercana y pese a la crudeza de lo que cuentan, enganchan y merecen ser leídas.


Una de las primeras lecciones que nos dieron el primer año en la universidad, fue que la verdad no existe, que fuéramos conscientes de ello cuando estuviéramos investigando Historia. Depende de los vencedores, del dinero, del momento histórico, de las tendencias socio-políticas… depende de las personas, seres imperfectos por definición.


No hace falta ser un erudito para darse cuenta que la negación es un mecanismo muy usado por dictadores, patentados del poder y gente manipuladora en su gran extensión. Pero también hay gente cotidiana que emplea este mecanismo para evadirse de la realidad que le rodea, pues esta puede resultar desagradable o simplemente no encaja en sus esquemas mentales.

Que cada uno saque sus conclusiones y actúe en consecuencia.

Nota: disculpen mis divagaciones, a veces a Ishtar le da por hilar pensamientos propios y sobre el mundo. Es una manía algo incómoda que lleva haciendo desde los once años, como atestigua un viejo diario encontrado no hace mucho entre otras reliquias infantiles.





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