domingo, 31 de marzo de 2013

Historias de posguerra.



En vez de empezar la tarde estudiando, mientras NP me regaña por haber tirado el café involuntariamente (que bien podría ser un deporte olímpico, yo ya tengo cierta práctica), me he puesto a buscar por la red unas fotos antiguas sobre casas museo, que no recuerdo bien por qué, y venía pensando en el paso del tiempo y la memoria (cosas de ser multitarea con un grado de concentración menos cien).

A través de la memoria, a veces nos quedan pequeñas historias que perviven a lo largo del tiempo como testigos de vidas pasadas, son las historias que más me gustan, sobretodo, si están aderezadas con una chimenea en invierno y olor a carne asada. Son muchas veces espontáneas, que cobran vida en segundos. Fascinada como ando por nuestra Historia Oral, voy desde hace ya algunos meses frenética por la vida, con grabadora en mano detrás de cualquier cuento y/o historia que mis abuelos me puedan contar. Son una fuente inagotable de historias, de experiencias, de vivencias… de vida al fin y al cabo.

La persistencia de la memoria. Salvador Dalí. 1931.

Empezando a trascribirlas me sorprendió, no solo la alegría con qué rememoran aquellos años de posguerra tan duros, sino que lo primero que me cuentan son anécdotas, juegos y bromas que puedan parecer inocentes vistos desde la perspectiva de nuestro presente, pero que me parecen tan llenos de picardía… Sin la forma en que decidieron tomarse la vida tan jodidamente dura que les tocó, tomándose este tránsito sin demasiados aspavientos, no hubiesen podido sobrevivir. Más que banalizar, como se diría hoy, ironizaban, y no hay nada mejor para combatir los malos tiempos  como la ironía.

De las historias que más me gustan son las de Bandoleros del siglo XX; esa figura del imaginario colectivo que murió cuando fueron poco a poco “desapareciendo” sus protagonistas. O quizá no murieron, solo se mitificaron y pasaron a formar parte de los cuentos y leyendas de nuestros mayores.

Mi abuela recuerda a uno de esos últimos bandoleros de la región: El Carbonero, procedente de un pueblo de Albacete y fugado en 1940 de la cárcel de Cuevas del Almanzora (Almería), pero según mi abuela el bandolero o su esposa debieron ser de Lorca. En los primeros años de la guerra, mi abuela conserva en su memoria la visita de éste y algunos de sus compadres al cortijo solitario que habitaban en aquel entonces ella y su familia. Apenas era una niña como otra de tantas, pero lo reconoció porque era sabido por la gente que le faltaba un dedo de la mano izquierda, que él procuraba ocultar. Preguntaron al entrar si tenían algo para cenar, pero mi bisabuela solo contaba con unos garbanzos duros mal cocidos. Con aquello se debieron conformar. Entretanto, tuvieron tiempo de preguntar si los vecinos de los alrededores contaban con algún tipo de riqueza o bienes, a lo que mis bisabuelos dijeron que eran tan pobres como ellos. Se cuenta, que lo que robaban de las gentes más pudientes, iba a parar a un cortijo que hacía la función de almacén de riquezas, al estilo cueva de Ali Babá.

Cuando los hombres se fueron, mi abuela recuerda como sonó un silbato dando la señal al resto de la cuadrilla, que se encontraba en su escondite.

A los hombres de la banda, los fueron matando poco a poco y al cabecilla, El Carbonero,  le tendieron una trampa estando este retozando con una viuda de la comarca. El padre de ésta, harto de lo fresca que le había salido el retoño, los delató y cuando el bandolero se encontraba sólo en unas de las habitaciones de la vivienda donde solía reunirse la pareja, la Guardia Civil lanzó una bomba al interior de la casa. Sin embargo, navegando por la red la información difiere de lo que las gentes del lugar y mi abuela con una memoria prodigiosa, me cuentan. Sea parte verdad o parte inventiva popular, me quedo con la historia familiar, que me parece más entretenida, al estilo novela radiofónica.

Buscando en Internet me he topado con el libro: "El Carbonero: vida y andanzas" de Damián Alonso Pedrosa, natural de Albóx (Almería). Ya está reservado en la librería, espero que en menos de un mes pueda tenerlo en mis manos. Me parece que puede ser una lectura muy interesante, no solo para mí, sino para toda la familia que ha crecido escuchando estas historias.


Portada del libro “El Carbonero: vida y andanzas”, de Damián Alonso Pedrosa.


Curioso es, que mi abuelo a los doce años aproximadamente, estando pastoreando en el campo un día, se le acercó un hombre que le preguntó si fumaba, él respondió que si pero que no tenía cigarrillos, entonces una mano a la que le faltaba un dedo le ofreció uno y se lo fumaron juntos. Antes de irse, le recordó que no se habían visto.

El libro se puede encontrar aquí: http://www.librerianobelvera.es/libro/el-carbonero-vida-y-andanzas/236938/978-84-96651-58-6


Editado (03/04/2013): Lamentablemente me acaban de enviar un mail desde la librería, comunicándome que el libro se encuentra agotado y descatalogado. Lo he buscado en el catálogo de la Biblioteca de Andalucía (http://www.juntadeandalucia.es/cultura/ba/catalogo-biblioteca.php) y no está disponible para su préstamo a domicilio. Menos es nada. Habrá que visitarlo, con tanta restricción me han dado aun más ganas de leerlo.

Vídeo del día: introducción de la serie de dibujos animados Bandolero, coproducida por Canal Sur hace ya algunos años. A mi hermana sé que le traerá buenos recuerdos XD.






4 comentarios:

  1. Haces con o sin querer mención a la titulación que hiciste, eres una gran narradora. Por cierto cuando termine mis lecturas, empezaré por la que nos recomiendas ahora. Lastima que muchos de nosotros no podamos hacer esa labor tan bonita como es escuchar a nuestros mayores. Aprenderíamos a ver la vida de otra forma y sobre todo a no cometer errores como los que estamos viendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Joaquín. Pero yo solo escribo sobre lo que me rodea, eso no tiene ningún misterio, lo sabes. En cuanto al libro, es complicado leerlo, pero tenemos la suerte de tener relativamente cerca la Biblioteca de Andalucía.
      En cuanto a lo de nuestros mayores, no podría estar más de acuerdo contigo. Un besazo.

      P.D.: Mil gracias por comentar, no sabes la alegría que me da cuando leo que me han dejado algo... no importa si bueno o malo XD.

      Eliminar
  2. ¡Me encanta, Eva! Estaba leyéndola y al llegar al final y ver el vídeo de los dibujos de Bandolero, ¡¡qué alegría!! Me gustaban un montón, y recordarlos ha sido recordar aquellos años, que como bien dices en otra entrada, pasábamos mucho tiempo embobados delante de la "caja tonta" :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias por pasarte y comentar, me alegra leeros =). Acepto sugerencias, esto es un cajón "desastre", entra casi todo, jeje. Un beso enorme.

      Eliminar

Linkwithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...