jueves, 10 de enero de 2013

El Chichipán y el conejillo de Indias (I). La escapada y un encuentro.


El conejillo de Indias Mazapán aun corría cuesta abajo por la ladera sin mirar atrás. Sentía un miedo atroz por todo lo que acababa de dejar, sin embargo, después de más de una hora sin descanso, paró en seco y tomó aire.

Mazapán no era un conejillo de Indias del montón, era un pequeño conejo muy avispado que no se conformaba con una vida consagrada al laboratorio. Todos los días le daba vueltas a la idea de salir fuera, al mundo que había detrás del ventanal, la sala donde unos hombrecillos tomaban notas mientras él los entretenía con juegos y piruetas. Se terminó de convencer de que debía salir de aquel sitio, el día que descubrió el porqué de las desapariciones de sus compañeros de celda conejil.

Ese día decidió en firme escaparse de su prisión. Teniendo en cuenta que los hombrecillos que tomaban notas eran de costumbres arraigadas, supo cuándo podría escaparse sin levantar sospechas hasta la mañana siguiente. Sin embargo, el  éxtasis de la libertad le hizo correr por largo tiempo hasta que se supo relativamente seguro, a pesar del calor sofocante de aquella noche de verano.

Llegó a una explanada con huertos. Tomates, pimientos, calabacines, berenjenas… el festival de la verdura ante sus ojos. Pero por desgracia nada de aquello le llamaba la atención al pequeño Mazapán, pues él había sido alimentado a base de cereales, fundamentalmente heno. En la noche cerrada, de pronto oyó un ruido que lo sobresaltó. El sonido de otro animal. Un pájaro Carbonero Común se plantó ante sus ojos con su canto característico y se presentó:

-        ¡Hola! Soy un Carbonero Común, pero me gusta que me llamen Chichipán. Chichipán, Chichipán, Chichipán… - se quedó atascado cantando y pronunciando su nombre a la vez.

-        Ho…hola, yo me llamo Mazapán, y soy un Conejillo de Indias. ¿Los pájaros no dormís por la noche?

-        Chichipán, Chichipán, Chichipán. Sí, pero yo sufro de insomnio… además, durante el día hay hombrecillos con gorra que no me dejan comer tomates. Los tomates me encantan, ¿sabes? Chichipán, Chichipán, Chichipán. ¿A ti te gustan los tomates?

                                                           Mazapán y Chichipán. Autora: Tamara Capel.

        El conejo lo miraba receloso, sospechaba que el pájaro no andaba bien de la chaveta pronunciando entre cantos a cada rato su propio nombre. Aun así, le vendría bien entablar buenas relaciones con la fauna autóctona que conociera el terreno, y así decidir qué rumbo tomar.

       Nunca he probado eso que llamas tomates, no sé si me gustan –prosiguió el pequeño Mazapán-. Oye, ¿sabes de algún lugar para dormir esta noche?

Chichipán lo miró con los ojos desorbitados, definitivamente no andaba bien, pensó el conejillo de Indias.

-         Te puedes quedar en mi casa, pero no te comas mis tomates. –sentenció.

Procedieron a entrar entonces a la casita de Chichipán, un refugio nada común, escondido tras una roca con puerta de mimbre.  "Vaya, que personaje tan curioso", pensó para sí Mazapán.

En mitad de la única sala de la vivienda, había un nidito lleno de tomates de todas clases, tamaños y colores: cherry, kumato, de pera, en rama, de ensalada… Al conejillo aquellos frutos no le llamaban la atención, pero empezaba a  sentirse hambriento

-       Tú dormirás allí -dijo el pajarillo a su invitado señalándole la esquina más apartada de su preciado botín.

El conejillo se acurrucó y se sumió en un largo y profundo sueño.

Cuando abrió sus ojillos al cabo de unas horas que le parecieron minutos, vió ante sí un fruto largo, grueso y anaranjado. Decidió olisquearlo para identificar que podría ser. Entonces una cabeza con pico lo sorprendió justo a su lado.

-         Chichipán, chichipán, chichipán. Te he traído esto para que desayunes Pichaflan –dijo con los ojos desorbitados por la emoción de tener un invitado en casa.

-        No es Pichaflan. Me llamo Mazapán –el conejillo empezaba a dudar de que hubiera sido buena idea alojarse en casa de tan singular bicho.

De pronto, una gran sacudida les tiró al suelo y todo empezó a derrumbarse. Entonces, la oscuridad lo inundó todo.

Continuará…

Frase del día:
"Sólo un necio puede confundir valor con precio".  Francisco de Quevedo.

Canción del día:

NOTA FINAL: Sí Tamara... tiene continuación. No hace falta que te diga que tienes una hermana algo "tarumba" mal diagnosticada. 

Ver también: 

El Bartolo y la Bartola (II). Presentaciones inesperadas.
- Pepín el Culebrín (III). La Huerta Misteriosa.

miércoles, 2 de enero de 2013

Sueños locos y un examen sobre la Revolución Rusa.


Por lo general, suelo soñar bastante. Es decir, recuerdo con bastante facilidad lo que sueño: pesadillas, preocupaciones cotidianas, anhelos, incluso sueños algo difusos que podría atreverme a calificar como especies de premoniciones, o incluso visitas de algún familiar cercano, convirtiéndose en sueños realmente vívidos. No me importa si los demás no me creen, estoy convencida de que los sueños son tan importantes como un psicoanalista o un buen helado de chocolate para ayudarnos a sobrellevar esta enredada vida.

Podría hablar largo y tendido de los sueños y de la íntima relación entre estos y algunas personas de mi familia, pero lo dejaré para otro momento, si la ocasión lo permite. Si bien no me creo todo lo que nuestro subconsciente nos quiere decir, si les tengo cierto respeto a los sueños recordados, solo hay que saber interpretarlos, y ahí reside la trampa a mi modo de ver, ¿cómo saber si la interpretación que hacemos de ellos es correcta y exacta? Lamentablemente, de mi época de aprendiz de historiadora me quedó claro que la exactitud en una ciencia inexacta.

                                                            Vladimir Kush. Molinos.

Una gran amiga me recomendó hace ya algún tiempo, anotar al despertarme cada sueño. Yo, que soy de arranques, lo hice dos días seguidos, pero describir cada sensación, cada detalle, era un poco absorbente y realmente no me ayudaba a analizar mejor lo soñado.

Hoy me he despertado con una sensación de desconcierto abrumadora. Mi sueño consistía en un aula, en la que me incluía yo, con un examen sorpresa sobre la Revolución Rusa de 1917, ¡puesto por mi profesora de chino! La cual andaba bastante cabreada conmigo porque no podía responder a las preguntas y pretendía entregar el folio en blanco. No era precisamente el tipo de examen que se pueda esperar en una clase de idiomas. Por otro lado, me sentía algo traicionada, pues nadie me había avisado de la prueba. Sin embargo, sabía que podía contestar a las preguntas, pero como no había estudiado, sentía que no podía hacerlo realmente. En fin, que he concluido que debería de empezar a estudiar el examen que tengo de chino, esta vez de verdad, para finales de este mes. Por desgracia, no siempre son tan “simples” de interpretar los sueños.


Sin embargo, mis conexiones neuronales algo maltrechas me han llevado entonces a pensar en el Mundo Onírico (supongo que porque los sueños tienen parte de realismo, pero también dosis de fantasía…) y me adentro en el fascinante agujero sin fondo que es internet, ávida de información. Allí encuentro un mini relato (que me perdone el autor, pero no he conseguido encontrarlo para citarlo) que comparto aquí con algunas correcciones:

- ¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando con cautela-. ¡Que puerta tan pesada! 
La tocó, y al hacerlo se cerró de pronto con un golpe seco.
-¡Dios mío! -dijo el hombre- Creo que no tiene picaporte en el lado de dentro. ¡Nos han encerrado a los dos!
- A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó entonces a través de la puerta y desapareció.


Soñar con fantasmas o entes etéreos propios y ajenos, no es nuevo para mí. De hecho, cuando lo hago siento mucha paz y cuando los fantasmas desaparecen de mis sueños y al fin me despierto, mi descanso suele ser más reparador que otras veces. 


Pues eso, que desaparezco a ver si de verdad me pongo a estudiar. Más que nada porque en mi cabeza resuenan las palabras dispersa y ‘vaguncia’.

Poema del día:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
La vida es sueño. Calderón de la Barca.



Canción del día. 
Joaquín Sabína. Por el boulevard de los sueños rotos. Para otro gran Joaquín que me llegó al corazón y está tan enamorado de México como lo estaba Chavela Vargas.






martes, 1 de enero de 2013

El show debe continuar...


Granada, 1 de Enero de 2013.

Una hoja en blanco… tenía pensando cómo empezar esta hoja en blanco y de pronto, chas, no sé qué iba a empezar a escribir. Supongo que el típico discurso post-Nochevieja de gente resacosa y cotillones trasnochados.

En realidad, desde hace mucho tiempo venía pensando en empezar a escribir, aun no sé muy bien el qué concretamente, justo un primero de enero… por eso de estrenar nuevos propósitos y demás. Justo el año en que mi espíritu navideño se ha ido a tomarse unos daikiris al Caribe, aquí estoy, escribiendo este pseudodiario (si es que hay más de uno).

Supongo que necesito poner mi cabeza en orden, como se suele decir. Repasar lo vivido para poder afrontar lo siguiente por vivir. He de aclarar antes de nada, que soy una persona por lo general, bastante pesimista. Dicho esto, este es el año que menos espero del  futuro, no por ello tengo pensado tirar la toalla en todos los aspectos de mi vida, pero si es cierto, que no conservo la misma ilusión y empuje que otros años. Supongo que es el desgaste. Y no creo que sea un desgaste viejuno, de pureta camino a los 30. Creo más bien, que se debe a la sobresaturación de la vida contemporánea. Si hubiera nacido como un hombre burgués, erudito con una gran bibilioteca y dedicado a una vida social sosegada, aburrida pero sin sobresaltos, sería una persona de lo más insulsa, pero no sería propensa a un ataque al corazón debido a las prisas actuales y a los constantes cambios que nos obligan, no solo a cambiar maneras de vivir, costumbres… también los esquemas mentales deben cambiarse, y no siempre es tan fácil como se escribe.

He tomado la determinación de no hacerme ilusiones para este año…  por experiencia propia, cada vez que he tenido grandes expectativas, estas solo han degenerado en frustración. Así pues, procedo a mi balance poco balanceado.

                                           By Quino. Mamá, pincha encima XD.

Según el señor NP (y no, no significa ni P… Idea, responde a un nombre y/o apodo de verdad), la primera parte de mi 2012 fue un absoluto desperdicio. Después de unos meses digeriendo semejante insulto, del que aún no soy capaz de perdonar la herida supurante (además de pesimista, siempre he tendido al melodramatismo más chabacano), creo que difiero enormemente de tan tajante y atroz afirmación. Ha podido ser un año complicado, puñetero, desesperante en algunos casos, injusto, muy injusto… pero, ¿desperdiciarlo yo? No señor mío… aun creo que no me he liado la manta a la cabeza literalmente y he decidido abandonarme a mi suerte.

Sin grandes acontecimientos en lo personal que merezcan ser reseñados con mucho énfasis, exceptuando el embarazo de una de mis mejores amigas y el retorno de un proyecto familiar que empezó a fraguarse hace 10 años, lo más destacable quizá han sido los pasos de gigante hacia atrás no solo en el país en el que vivo, sino también en el mundo. En lo social, político, económico, esta maldita crisis de valores… por muchos iphone 5 que la gente tenga, volvemos irremediablemente a la Edad de las Cavernas, de donde espero de corazón, que al menos se mantenga ese respeto al medio que si tenían los padres de la humanidad. Decir que estamos llegando de nuevo a la Edad Media sería un insulto a dicha época.

No me gusta arrepentirme de las cosas que hago, intento que solo sea de las que no hago, porque me arrepiento de mi cobardía y mi falta de coraje para llegar a hacerlas. Por ello, me lamento (aunque no me gusta ese aspecto de mí… mis cotas de “quejica” profesional) de haber dejado de lado mi “faceta de historiadora”, si es que alguna vez existió. Siempre tuve la impresión de que no me alcanzaría el tiempo, las horas, la vida… para poder aprender todo lo que me propusiera. Bendita ignorancia, porque cuanto más aprendemos y creemos saber, somos más conscientes de nuestra ignorancia.

Retomar, aunque a trompicones, el Proyecto Memorias Familiares paralelo a alguna historia que tengo macerando en mi cabeza y en decenas de papeles fragmentados aquí y allá, debería de ser un propósito de nuevo año… pero no, no lo incluiré como tal, prefiero que sea una meta simplemente, que ya es bastante.

De este 2013 tengo pendiente, una boda-circo, como la suelo llamar, que no me entusiasma demasiado (matrimonio si, pero boda no) y un proyecto a medio plazo para emigrar… son planes en el horizonte que me aterran, me tienen expectante y me entristecen por igual. Quizá lo de la boda es demasiado exagerado… pero nunca entenderé tantos preparativos para luego no poder apenas disfrutar de tu propio evento. Merecerá la pena por las personas que sé que harán el esfuerzo de venir  y con la excusa de una boda mundana, reunirnos de nuevo después de mucho tiempo, pero sinceramente, una boda es una inversión de tiempo, esfuerzo y dinero que bien podría invertirse en cosas más productivas.

En cuanto a la emigración… pensaba que no me tocaría, en mi fuero interno creía, deseaba con todas mis fuerzas, que esa opción no llegara a darse, que no tendríamos que recurrir a ella. Por mucho que compense a largo plazo como todo el mundo afirma… no tengo claro si me compensará realmente. Máxime cuando quiero tener familia pronto, no quiero niños hablando en una lengua extranjera que sus abuelos no son capaces de entender. En realidad eso es lo de menos, si saben varios idiomas mejor para ellos… pero las costumbres son otra cosa. Quiero hijos españoles, que sientan esa contradicción de sentirse españoles a pesar de la mierda de país que nos ha tocado en gracia. Por muchos gazpachos y torrijas que hiciera en mi casa, seguiríamos viviendo en un país extranjero, no tengo claro si la calidez se podría transmitir a través de los fogones, confío en ello con algo de recelo.

Pérez-Reverte tiene razón, muy a mi pesar, toda la razón del mundo. Las mujeres podemos llegar a ser seres fascinantes, pero tenemos dos grandes trabas que nos limitan, una es prácticamente común a todas: el corazón; y el otro límite, que como no, también me toca, pero no tiene por qué afectarle a todas las féminas, es el útero. Y en esas estamos, con boda en ciernes por amor, porque es cuasi un requisito para que mi útero pueda cumplir su deseo de hacerme madre.

Mientras el mundo pasa su resaca creo que me voy a pasear para calmar mi glotona conciencia, que esta noche volveré a maltratar a base de pastela árabe y cerveza sureña.

Me gusta la frase del día (robada vilmente de la agenda del año pasado, justo un 1 de Enero del 2012):   Sueña sin que los sueños te esclavicen. Rudyard Kipling.

NOTA MENTAL Y ESCRITA: Otro día hablaré de sueños, y/o quizá de belleza, o de historia, o de los versos de Lorca, ¿quizá de algún libro?, ¿y de los milagros?, los dolores miseseres...



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